martes, 26 de julio de 2011

Capítulo 1

¿Sabes cuando todo te parece maravilloso? ¿Cuándo todas las cosas te recuerdan a esa persona? No puedo creer todo lo que pasó. Mi vida cambió por completo. Maduré mucho. Aprendí que la vida es un camino lleno de baches, en el cual hay también zonas lisas. Empecé a creer eso de que después de una tormenta, sale de nuevo el sol. Conocí a gente que me enseñó que el amor genera aún más amor y que, cuando menos te lo esperas, llega la vida y te sorprende poniendo ante ti las personas más maravillosas del mundo. Comprendí que, a veces, lo mejor es que te sucedan cosas, porque después de la tragedia, llegan tiempos de felicidad.
Todo comenzó el día que finalizó el curso. Ese día todo me parecía mal. Era como si todos se hubiesen puesto de acuerdo para fastidiarme.
En primer lugar los profesores; unos mandando deberes para el verano y otros fastidiando con que tenemos que estudiar para que no se nos olvide nada durante el verano. Y, después, están los compañeros, los hay de todo tipo: unos hacen que te sientas mal porque el curso ha acabado y no nos volveremos a ver en todo el verano, otros dando la vara de que no quieren que termine el curso, otros llorando todo el rato porque no quieren separarse de la clase… Y lo peor es al llegar a casa después del duro día y te encuentras con una sorpresa…

-¡Cómo que nos vamos todo el verano al pueblo de los abuelos!

-Lo que oyes hija, vamos a pasar allí las vacaciones

-Pe… pero mamá, no puedo estar todo el verano fuera del pueblo, sin mis amigas.

-Tu padre y yo ya lo hemos decidido, haz la maleta, nos vamos mañana.

Mi madre da por zanjada la conversación y yo subo muy enfadada a mi habitación. Enciendo el ordenador con la esperanza de que mis amigas estén conectadas y poder contarles todo. Tengo suerte y las encuentro conectadas al Messenger. Abrimos una conversación conjunta y les cuento todo los que me ha dicho mi madre.

-Vaya mierda…- dice Silvia.

-Ya te digo, yo que pensaba que estaríamos todos los días en la piscina juntas- añade Sara

-Pero… ¿no puedes hacer nada?- pregunta Raquel.

-No, ya lo han decidido- respondo.

-¿Cuándo te vas?- se atreve a preguntar Sara.

-Mañana por la mañana- respondo con tristeza.

-¿Quedamos esta tarde y nos despedimos?- pregunta Silvia.

-Vale, a las cinco y media en la plaza- contesto.

-¡Nos vemos allí!- dice Raquel.

Damos por zanjada la conversación.

Mi madre me llama para comer y, sin muchas ganas, bajo la escalera y me siento en la mesa.

-He quedado esta tarde con mis amigas para despedirme de ellas.

-Me parece bien hija.

No hablamos más en toda la comida. Intento tardar lo menos posible y en cuanto termino subo rápido a mi habitación. Empiezo a hacer la maleta. De pronto oigo que la puerta de mi habitación se abre, es mi hermano Sergio.

-¿Qué quieres, Sergio?- pregunto con sequedad.

-He venido para ver si te ayudaba en algo, me ha mandado mamá.

-No necesito ayuda, ¡vete!

-Vale, pero no hace falta que me trates así, no ha sido culpa mía que papá y mamá decidan que nos vallamos.

-Venga Sergio, a ti te encanta ir al pueblo de los abuelos porque no tienes que aguantar que la gente se ría de ti.

-No es verdad.

-¡Admítelo!, aquí no tienes amigos, y allí no hay gente de nuestra edad.

-¿Se puede?- pregunta una vocecilla desde detrás de la puerta.

-Sí, pasa Érica, ¿qué quieres?- pregunto a mi hermana pequeña.

-Es que os estaba oyendo y creía que estabais riñendo.

-No te preocupes enana, no pasa nada, ¿verdad, Clara?

-Claro que no, Sergio iba ahora mismo a ayudarte con la maleta.

Dicho esto mi hermana pequeña sale de mi habitación seguida por mi hermano, que me mira con desprecio.

Al cabo de un rato miro el reloj, son las cinco menos diez. Acabo de terminar de hacer la maleta y decido irme ya al lugar con el que he quedado con mis amigas.

Llego la primera, pero las demás no tardan en llegar. Una vez estamos todas les cuento una vez más todo lo que me ha dicho mi madre. Decidimos dar una vuelta por la plaza y después irnos al parque para hablar un rato.

Cuando llegamos allí nos sentamos en un banco y empezamos a hablar de lo que queremos hacer en verano.

-Yo quiero tener un novio que esté muy bueno- dice Sara.

-¡Que graciosa! ¡Tú y todas!- dice Raquel.

-Yo lo voy a tener difícil, el pueblo de mis abuelos está lleno de viejos, no hay nadie joven. La última vez que fui la persona más joven tenía cincuenta años, así que…- comento yo.

-Llevas muchos años sin ir, es posible que el pueblo haya cambiado mucho- responde Silvia.

De pronto, me suena el móvil, es mi madre que me está llamando. Decido cogerlo.

-¿Si...?- pregunto- ¿Ya, tan pronto? ¡Si solo son las seis y media! Está bien, voy para allá.- guardo el móvil y digo- Chicas me tengo que ir, me acaba de llamar mi madre y me ha dicho que me tengo que ir a casa, que tenemos que madrugar mucho y hay que preparar muchas cosas. Ya hablaremos luego. ¡Adiós!

Llego a mi casa y me esperan mis padres con un montón de cacharros que tenemos que colocar en las maletas que quedan libres.

Tras mover muchos cachivaches a las maletas y tener que deshacer éstas varias veces conseguimos que el equipaje quede hecho. Ya solo queda meterlo al coche, la tarea más difícil de todas. Cuesta mucho meter todas las maletas, parece que estamos jugando al tetris. Al fin terminamos, miro el reloj, ¡son las diez! Pasamos a casa y cenamos. Sin demorarnos demasiado nos vamos todos a dormir.

Al día siguiente mi madre pasa a despertarme a las seis y media de la mañana. Cojo el poco equipaje de mano que llevo y me subo al coche. Mi hermana Érica ya está subida en su silla de viaje. Sergio aún no ha bajado, pero no tarda mucho. Una vez estamos todos subidos mi padre arranca el coche. Nos anuncia que el viaje dura unas seis horas aproximadamente.

Tras unas horas de viaje en la que todos hemos dormido, todos excepto mi padre, hacemos una parada para estirar las piernas y despejarnos un poco. Paramos media hora más o menos. Miro el reloj solo hemos hecho tres horas de viaje, aún queda mucho para llegar a nuestro destino. Mi padre anuncia que vamos a continuar y rápidamente subimos todos al coche. Mis hermanos se vuelven a dormir, en cambio, yo no tengo sueño. Decido ponerme los cascos del MP4 para evadirme del mundo. Comienza a sonar uno de mis temas favoritos Peter Pan de El Canto del Loco. Cierro los ojos y dejo que la letra de la canción me llegue a lo más hondo del alma. Me quedo dormida y sin darme cuenta hemos llegado al pueblo.

Introducción

Este blog está creado especialmente para hacer llegar a los fanáticos de la lectura una historia. "Diario de un verano", que así la he titulado es una historia en cierto modo romántica. Clara, que así se llama la protagonista se verá expuesta a problemas con los que ella no contaba, como enamorarse demasiado y muy rápido.
Espero que os guste