jueves, 1 de diciembre de 2011

Capítulo 12

Durante el camino no hablo con mi hermano. Él me mira durante todo el trayecto, buscando algún gesto que le indique que estoy a punto de llorar. Cuando llegamos a casa nuestros padres nos están esperando en la puerta.
-Hola chicos- dice mi madre.
-¿Pasa algo?- pregunta Sergio alarmado.
-No, solo os queríamos decir que esta noche nos vamos a cenar fuera con los abuelos, así que os tenéis que quedar con Érica- dice mi padre.
-Pero hemos quedado con nuestros amigos- replico.
-Nos da igual, ya lo hemos decidido.

Dicho esto mis padres dan por zanjada la conversación. Sin perder tiempo subo a mi habitación, cojo los altavoces y me dirijo al cuarto de baño a ducharme. Al entrar cierro con llave y conecto los auriculares al MP4. Suena “Lo que nace se apaga”, de Dani Martín. Me meto en la ducha, escuchando la canción. Me siento identificada, es cierto que todo lo bueno se acaba. Es lo que me ha pasado a mí. Al pensar en eso una lágrima resbala por mi mejilla. Sin poder dejar de pensar en la tarde anterior, salgo de la ducha, me seco y me visto.
-Ha dicho mamá que bajes- dice Érica cuando me ve salir del baño.
-Vale- contesto.
Sin tardar mucho bajo al salón, donde me espera mi madre.
-¿Qué es eso?- pregunto al ver a mi madre dejando en la mesa un maletín.
-Es para tu hermano y para ti- responde.
-Pero, ¿qué es?- insisto.
-Un ordenador para que podáis hablar con vuestros amigos, súbelo si quieres a tu habitación.
No le doy tiempo a que me diga nada más. Cojo el ordenador y subo corriendo a mi cuarto. Cuando llego enchufo el ordenador y lo enciendo. Conecto un USB para conectarme a Internet abro Google. Busco algo para descargarme el Messenger. No tarda mucho en descargarse y una vez que está configurado me conecto con la esperanza de encontrar a mis amigas. Como si estuvieran pensando en que me iba a conectar, me llega una petición para una conversación conjunta. Sin dudarlo acepto.
-¡Hola Marta!- dicen todas sin dejarme tiempo a saludarlas.
-¡Hola a todas!- respondo- ¿Qué tal os va por allí?
-Genial, ¿y a ti?- pregunta Alba.
-Pues bueno, salvo un pequeño problemita, todo bien- contesto.
-¿Problemita?- dice Natalia- No me gusta cómo suena eso.
-¿Qué ha pasado?- comenta Elena.
Sin hacerme mucho de rogar les cuento la historia de Javi. No dicen nada durante un bueno rato, y yo tampoco me atrevo a decir nada. Al cabo de un rato Alba rompe el silencio creado en nuestra conversación que, a pesar de estar a muchos kilómetros de distancia, se ha vuelto algo incómodo.
-Olvídate de ese payaso, no te va a dar más que problemas.
-Es cierto, pasa de él.
-Pero chicas, ¿no creéis que es muy difícil que se olvide de él?
-¡Pues claro que es difícil, Elena!
-Pero si no lo intenta va a estar mal todo el verano.
-Hola, que estoy aquí, ¿sabéis?- digo un poco molesta.
-Perdona, no nos hemos dado cuenta…- se disculpan.
-Bueno chicas, os tengo que dejar que he quedado para dar una vuelta- digo con pesar.
-Cuídate canija- dice Elena.
-No ligues mucho- comenta Natalia.
-Un beso, pequeña- añade Alba.
-Adiós pavas, un beso- contesto cerrando la conversación.
Cierro la pestaña del MSN y me dirijo al armario. Busco una ropa adecuada. Me decido por una falda azul y una camiseta atada al cuello naranjo, con unas sandalias también naranjas. Me miro al espejo. Compruebo que aún queda media hora para irme. Me tumbo en la cama y me pongo los auriculares del MP4. Lo conecto en el modo aleatorio y comienza a sonar El error, de Maldita Nerea. Subo el volumen y cierro los ojos. Al abrirlos veo a Sergio sentado en la silla del escritorio. Me quieto los auriculares y lo miro.
-¿Qué quieres?- pregunto secamente.
-Necesito que me cuentes lo que pasó ayer.
-Ya te lo conté todo, así que, déjame.
-Entonces, ¿por qué Javi ha dicho eso?
-Porque es gilipollas, y ahora, vete por favor.
No añade nada más. Sale y cierra la puerta. Miro el reloj. Al ver la hora empiezo a pintarme. Cojo el eyeliner y me pinto la raya, a continuación, el rímel y por último una ligera sombra azul. Termino y me miro al espejo. Cojo un bolso y meto el móvil, la cartera y la cámara de fotos. Salgo de mi habitación y me dirijo a la planta baja.
-¿Dónde vais?- pregunta una vocecilla.
-De paseo con mis amigos, princesa- respondo con una sonrisa al ver a Érica- ¿Quieres venirte?
-¡Sí!- dice ilusionada- Pero… ¿no se va a enfadar Sergio?
-No, no te preocupes. Vamos, hay que vestirse.
La cojo en brazos y la llevo hasta su habitación. Una vez allí abro su armario y busco ropa. Elijo un vestido de lunares naranjas con fondo blanco y unas manoletinas naranjas. Se lo doy y comienza a vestirse. No tarda mucho. Salimos de su habitación y bajamos a despedirnos de nuestros padres.
-Mamá, ¿nos das dinero?- pregunto.
-Claro, toma- dices extendiéndome un billete de cinco euros.
-¡Gracias!
-¿Vais a volver muy tarde?
-No lo sé, papá.
-¿Y donde vais?
-Tampoco lo sé.
Mi padre se va molesto por no tener información, pero no protesta. Cuando baja Sergio me despido de mis padres y de mis abuelos y nos vamos.

Capítulo 11

-No pensaba que Javi pudiera ser así…- dice Sofía tras contarle todo.
-Sí, bueno, a veces las apariencias engañan- respondo secándome las lágrimas.
-Mira, lo único que puedes hacer es ignorarlo, y, sobre todo, intentar olvidarte de él.
-Ya lo sé, pero es que me había hecho ilusiones. Creo que en el fondo no quería hacerme daño.
-Bueno, lo importante es que intentes olvidarlo.
-Pero es muy difícil, ¿sabes?
-Sí, pero tienes que intentarlo.
-Tienes razón…
Nos quedamos un rato en silencio, no sabemos qué decir.
-¿Interrumpo algo?- pregunta alguien desde la puerta.
-No, ya nos íbamos, ¿verdad Marta?- contesta Sofía.
Al decir esto me coge de la mano y me arrastra hacia la zona de las piscinas, para reunirnos de nuevo con nuestros amigos.
-Marta, escúchame bien.
-Vale.
-Prométeme que si te dicen algo de Javi no vas a llorar.
-Te lo prometo- digo sin que apenas me escuche.
-Marta, en serio…
-No te lo puedo prometer, es muy complicado hacer como si no hubiese pasado nada, ¿sabes?
-Sí, lo sé.
Nos miramos sin decir nada. En los ojos de Sofía veo un brillo extraño, ahora es ella la que parece que va a llorar. Al darse cuenta de que la estoy mirando aparta la mirada.
-¿Quieres contarme algo?- pregunto al ver sus ojos llorosos.
-No, no te preocupes estoy bien- contesta intentando quitarle importancia.
La miro a los ojos y, a pesar de conocerla apenas un día, noto que le pasa algo.
-Sofía, te conozco poco, pero sé que te pasa algo.
-No es nada, en serio, vámonos con los demás, no vaya a ser que se enfaden- responde ella.
Volvemos junto a los demás, que nos están esperando para comer. No hablamos apenas. Al terminar de comer, decidimos jugar a las cartas.
-¿A qué jugamos?- pregunta Cris.
-A lo que queráis- responde Álex.
-¿Os apetece jugar al cuadrado?-dice Héctor tímidamente.
-Bueno, ¿es en parejas?-añade Ana.
-Sí, lo único es que estamos impares-contesta Sofía.
-No os preocupéis, yo no juego-dice Javi.
-¿Por qué?- pregunta Ángel.
-Voy a bañarme un poco, ahora vengo.
-Como quieras- añade Miriam.
Sin hacer más caso de Javi empezamos a hacer las parejas. Decidimos ponernos un chico y una chica.
-Sergio, ¿nos ponemos juntos?
-Verás Marta, es que me lo ha preguntado Sofía y le he dicho que sí.
-Ah, bueno, no importa.
Miro a Sofía un tanto incrédula. Ella me responde con una tímida sonrisa. Se la devuelvo.
-Marta, ¿te pones conmigo?- me preguntan desde detrás de mí.
Al girarme veo a Héctor, con una gran sonrisa.
-Sí, ¿por qué no?- contesto devolviéndole la sonrisa.
-Bueno, vamos a poner las contraseñas, ¿no?- pregunta Sofía.
Sin demorarnos más, Héctor me coge de la mano y me arrastra hacia un lugar apartado con el fin de poner la contraseña para este curioso juego en el que, cuando se juntan cuatro cartas del mismo número se gana, para ello la pareja tiene que decir ‘cuadrado’, de ahí viene el nombre del juego.
-¿Qué podemos poner?- pregunta él.
-No sé, algo que no se note mucho, ¿no?
-¿Cómo qué?
-Algo sencillo…
-No se me ocurre nada…
-¿Nos tocamos el pelo?- dice dubitativo- Es sencillo y no creo que se note mucho.
-Está bien, nos tocamos el pelo entonces.
Me mira a los ojos y me sonríe. No puedo evitar devolverle la sonrisa. Me quedo ensimismada en sus ojos verdes. Él mira mis ojos color avellana. Nos quedamos un rato en silencio, sin parar de mirarnos, hasta que una voz nos devuelve a la realidad.
-¿Venís o qué?- pregunta Ángela.
-Sí, ya vamos- contesta Héctor.
Caminamos el corto trayecto en silencio, uno al lado del otro. Llegamos donde están los demás y nos sentamos uno enfrente del otro. Comenzamos la partida. Sofía baraja las cartas y, a continuación, las va repartiendo. Una vez que todos tenemos las cartas, saca cuatro al centro y, cuando cuenta todos nos lanzamos a por ellas. Miro a Héctor y me hace la seña.
-¡CUADRADO!- grito sin perder tiempo.
-¿Ya?- pregunta Miriam desconcertada.
-Sí, ya- contesta Héctor en un tono de superioridad.
-¿Echamos otra?- pregunta Sergio.
-Vale, ¿quién reparte?- añade Cris.
-Yo mismo- dice Héctor.
Sin decir nada más, Héctor empieza a barajar y reparte las cartas. Durante un rato estamos jugando sin concentrarnos en nada más.
-¡Cuadrado!- grita Sofía de pronto.
-Ya veo que lo estáis pasando muy bien- dice Javi desde detrás de Sofía.
-Sí, bueno, pero has sido tú el que ha dicho que no quería jugar- contesta Sofía en tono de reproche.
-Ya veo que molesto.
-Javi, nadie ha dicho que molestes- replica Ángela.
Estamos un rato en silencio. Veo como Sergio se acerca a Sofía y le dice algo al oído. Sofía asiente y se ríe.
-Bueno, ¿vamos a darnos un bañito?- dice Álex rompiendo el silencio.
-Por mi sí- contestan los chicos.
-Pues vamos entonces.
Nos levantamos todos y nos dirigimos a la piscina. Nos tiramos en cuanto llegamos y comenzamos a salpicarnos unos a otros. De pronto, alguien me toca por detrás. Me asusto. Giro la cabeza y veo que es Javi.
-Marta, ¿puedo hablar un momento contigo?
-No, no puedes.
-Pero, ¿por qué?
-¿Te parece poco haberme humillado?
-Pero…
-Ni pero ni nada, déjame en paz.
Cabizbajo da la vuelta y se va. Estoy a punto de llamarlo pero Sofía me retiene.
-¿Qué quería?
-No lo sé, hablar conmigo.
-Pues no se te ocurra hablar con él, tienes que ignorarlo.
-Ya lo sé, no hace falta que me lo digas.
Nos quedamos un rato en silencio mirándonos la una a la otra. Sin darnos cuenta Sergio y Héctor se acercan a nosotras.
-¿Os pasa algo?- dicen al unísono.
-No, claro que no- respondemos también al unísono.
-¿De verdad?
-Totalmente.
Miro a Sofía y nos echamos a reír. Los chicos se quedan atónitos.
-Chicos, ¿os venís?- pregunta Ángela desde lejos.
-¿Dónde?
-Nos vamos ya, ¿venís o qué?
-Sí, claro, ya vamos.
Sin perder tiempo salimos del agua. Nos dirigimos a las toallas y recogemos todo. Nos dirigimos a los vestuarios y nos cambiamos. Tardamos poco. Salimos a la calle y allí nos ponemos a hablar.
-Bueno, ¿quedamos esta noche?- dice Álex.
-Por mi sí- contesta Ángel.
-¿A qué hora quedamos?- pregunta Miriam.
-A las nueve en la plaza- responde Ángela.
-Allí nos vemos entonces- añade mi hermano.
No decimos nada más. Me despido de las chicas y me dirijo, seguida por mi hermano, hacia la casa de nuestros abuelos. Cuando empezamos el camino conecto el MP4 para evitar tener que hablar con Sergio.

sábado, 8 de octubre de 2011

Capítulo 10

Al llegar a la plaza vemos que ya están esperando todos.
-¡Hola!-dice mi hermano- Perdón por llegar tarde.
-No os preocupéis acabamos de llegar-dice Sofía.
-Bueno, ¿nos vamos?- dice Javi.
-¡Claro!
Nos ponemos en camino hacia la piscina sin añadir nada más. Vamos con paso lento, a cada paso un pensamiento ronda mi cabeza. En el grupo hay dos personas que no reconozco. Un chico y una chica. El chico, alto y con los ojos verdes. La chica, más bien bajita y con los ojos negros. Solamente hablan con Sofía, y puedo comprobar que tienen cierto parecido. Ya llegando a donde supongo que es la piscina vemos una chica esperando. Ángela se acerca a ella y le da dos besos. Acto seguido se acerca a nosotros.
-Chicos, ésta es mi prima Ana-dice señalando a la chica.
-¡Encantados!- decimos todos al unísono.
-Bueno, estos son mis primos, Edith y Héctor- dice Sofía.
-Pues encantados también- decimos de nuevo al unísono.
Una vez hechas todas las presentaciones entramos a la piscina, pagamos la cantidad que nos dice la chica que hay en la puerta y nos dirigimos a los vestuarios. Cuando entramos en los vestuarios me fijo en las dos chicas que nos acaban de presentar. Ambas son bastante guapas. Ana, la prima de Ángela, es rubia, tiene los ojos azules y es bastante alta. En cambio, Edith, es morena, tiene los ojos negro azabache y es baja. Durante un rato, sigo absorta en mis pensamientos. De pronto, alguien interrumpe mis reflexiones. Me doy cuenta de que, como me imaginaba, son Raquel, la hermana de Javi, y sus amigas.
-¡Pero bueno, quién está aquí!- dice María- ¡Si es mi amiga Marta!
-Hola- digo ignorando sus comentarios.
-¿Hola?- replica- ¿Solo hola? ¿Pues si que eres sosa!
-María, ¡déjalo ya!- dice Sofía.
-No me da la gana.
-Vámonos, Marta- dice Miriam cogiéndome del brazo.
Sin añadir nada más cojo mis cosas y salgo, detrás de las demás, a la zona de las piscinas. Al salir vemos que los chicos están sentados bajo una sombrilla. Nos dirigimos hacia allí y cuando llegamos nos sentamos junto a ellos.
-Bueno, ¿queréis que vayamos a bañarnos un poco?- dice Ángela tras un largo silencio.
-Vale- dice Álex.
-Id vosotros yo me quedo aquí- dice Javi.
-¿Y eso?- pregunta Cris.
-Porque no me apetece.
-Bueno, como quieras.
Dicho esto todos se dirigen a la piscina. Yo me quedo allí para hablar con Javi.
-¿No te vienes?- le pregunto.
-No tengo ganas, ve tú si quieres.
-Bueno, voy y vengo, ¿vale?
-Lo que tú quieras, pero si te quieres quedar allí no importa.
-Como quieras.
Sin añadir nada más me alejo de él en dirección hacia donde están los demás.
-¡Venga Marta, métete ya!- grita mi hermano.
-Es que está muy fría- digo metiendo un pie dentro del agua.
-Cuando te metes está más caliente- dice Sofía riendo.
-Me da igual, no me apetece meterme ahora mismo.
No dicen nada más, solo se acercan todos formando un corro y se ponen a cuchichear. Veo que Mario y Ángel salen del agua y se dirigen hacia donde estoy yo. Poco a poco van estirando los brazos hasta que llegan a mi lado. Me cogen y sin pensarlo dos veces me tiran al agua.
-¿Está fría ahora?- pregunta Ángela sin parar de reír.
-Sois muy malas personas, que lo sepáis- digo riendo yo también.
-Si sabes que en el fondo querías que te tirara alguien- dice mi hermano.
-Venga sí, lo que tú digas.
-Pues claro.
-Me voy que me estoy quedando helada-digo casi tiritando.
-Y de paso estás un poquito con Javi, ¿no?- dice Ángel.
-Es posible- respondo saliendo de la piscina.
Sin dar tiempo a que me tiren de nuevo salgo corriendo a por mi toalla. Cuando llego allí me encuentro una sorpresa.
-¿Javi?- digo haciéndome notar.
-Esto… hola- dice él.
-Hola Marta- dice María con una sonrisa maliciosa en los labios.
-¿Qué se supone que estabais haciendo?- pregunto con temor.
-¿Es que no lo sabes?-responde María- Estábamos besándonos.
-¿Cómo?
-¿No te lo ha dicho Javi?
-¿Qué se supone que me tiene que decir?
-Que estamos juntos.
-¿Es verdad eso?- digo dirigiéndome a Javi con los ojos llorosos.
-Pues bueno… sí, es cierto.
-Pero…
-Pero nada, déjame en paz, solo quería reírme de ti.
-Pero, ¿por qué?
-Porque sí.
-Está bien, te dejaré en paz.
No añado nada más, solamente me doy media vuelta y voy hacia los vestuarios corriendo y mirando al suelo. De pronto, choco con alguien.
-Lo siento- digo levantando lentamente la mirada.
-No te preocupes- dice el chico con el que he chocado.
Al levantar la mirada veo que es Héctor, el primo de Sofía.
-Eres Héctor, ¿verdad?- le pregunto.
-Sí, ¿y tú eras…?
-Marta.
-Es cierto. Bueno, ¿dónde vas?
-A mi casa, ¿se lo puedes decir a Sofía?
-Claro, pero, ¿por qué te vas?- pregunta alarmado.
-Porque sí, tú díselo a Sofía.
Sin dar tiempo a que conteste doy media vuelta. De repente escucho de nuevo su voz.
-Marta, hasta luego- dice sonriéndome.
-Adiós- digo devolviéndole la sonrisa.
Sin perder más tiempo vuelvo corriendo al vestuario y comienzo a cambiarme. Tardo un rato en vestirme y en secarme un poco el peli. Me dispongo a salir cuando veo que Sofía viene corriendo hacia mí.
-Marta, ¿dónde se supone que vas?- dice con tono amenazador.
-A mi casa, díselo a mi hermano, por favor.
-Pero, ¿por qué te vas?
-Porque sí.
-Héctor me ha dicho que estabas medio llorando, ¿ha pasado algo?
-No, no te preocupes, es simplemente que no me apetece seguir aquí.
-Venga, Marta, no te vayas.
-Es que…
-Venga, hazlo por tu hermano, que se va a ver solo.
-Bueno, voy a cambiarme, vete si quieres.
-No me voy a ir.
-Está bien…
No añadimos nada más. Sin tardar mucho me visto y salimos de nuevo a la zona de baño. Vamos de nuevo hacia donde están los demás. Cuando llegamos coloco mi toalla en el césped, lo más lejos que puedo de Javi, entre Héctor y Miriam.
-¿Qué te ha pasado antes?- me pregunta Héctor susurrando.
-Nada-digo intentando disimular.
-¿De verdad?
-Sí, por supuesto.
No dice nada más, solo me sonríe y, sin que nadie más lo note, me coge la mano y me mira sin dejar de sonreír. Estamos así un rato, en silencio, hasta que Sofía empieza a hablar.
-Bueno, contad algo.
-¿Y qué contamos?- pregunta Mario.
-Pues no sé.
-Oye, ¿qué pasó ayer cuando os fuisteis Marta y tú?- pregunta Ángel a Javi.
-Nada, ¿qué va a pasar?-dice haciéndose el tonto.
-Pues no sé, yo creía que… bueno, que eso.
-Pues no, no pasó nada.
Sofía me mira y ve que estoy a punto de llorar. Sin tardar mucho tiempo se levanta, se dirige hacia mí, me coge del brazo y me arrastra hacia un rincón en el que no hay nadie.
-¿Qué te pasa?- pregunta cuando nos hemos alejado.
-Nada- contesto evitando su mirada.
-Marta, ¿qué ha pasado?
-Pues…
-¿Pues?
No soy capaz de decir nada. Intento contener las lágrimas, pero poco a poco van recorriendo mi cara. Sofía me mira y me coge de nuevo del brazo.
-Ven, vamos al vestuario- dice con voz muy dulce.
Me dejo llevar hasta allí sin protestar. Cuando entramos me siento en un banco de madera que está bastante escondido y, allí, empiezo a contarlo todo lo sucedido.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Capítulo 9

Al despertar a la mañana siguiente veo que el reloj marca las diez y media. Con mucho sueño consigo levantarme. Me dirijo con paso lento hacia la ventana para levantar la persiana. Con mucho esfuerzo consigo que entre un poco de luz matutina en la habitación, cegándome al completo por un rato.
-Marta, ¿bajas ya o qué?- dice mi hermano irrumpiendo en mi habitación.
-Sí, ya voy, espera que me vista- digo aún con mucho sueño.
-Bueno, abajo te esperamos, pero no tardes mucho, ¿vale?
-Vale pesado, pero vete ya.
Sin decir nada más sale cerrando la puerta tras de sí, dando un sonoro portazo. En cuanto oigo que mi hermano ha bajado las escaleras me quito el pijama y me visto. Bajo las escaleras corriendo, lo que provoca que me tropiece un par de veces.
-Ya estoy aquí- digo recuperándome aún de la carrera que me he pegado bajando las escaleras.
-¡Ya era hora!- dice mi madre con tono de enfado.
-Ana, deja a la chica- dice enseguida mi abuela.
-Mamá, ¿siempre tienes que salir en su defensa?- replica mi madre.
-No, solo salgo en su defensa cuando no llevas razón- responde mi abuela con una sonrisa desafiante.
-Pero…- comienza a decir mi madre.
-Bueno, dejadlo ya, vamos a lo que vamos- dice mi padre con tono autoritario.
-Es cierto- añade mi hermano-, cuanto antes empecemos antes terminaremos.
Dicho esto no añadimos nada más. Nos dirigimos a la puerta. Salimos a la calle y vamos directamente al maletero del coche. Una vez allí, mi padre lo abre y empezamos a sacar las pocas maletas que faltan. Sin perder mucho tiempo las pasamos a la casa y las colocamos en los lugares indicados por mi madre. No tardamos mucho en terminar de colocar las cosas, pero aún así estamos bastantes cansados.
-Bueno, ya os podéis ir- dice mi madre cuando nos ve asobinados en el sofá.
-Muchas gracias, mamá- decimos al unísono mi hermano y yo.
Sin perder más tiempo subimos corriendo las escaleras. Cuando llego arriba me meto directamente en mi habitación. Comienzo a preparar todo lo necesario para ir a la piscina. Suena Mira la vida, de Dani Martín. Voy buscando y metiendo todo en la mochila al ritmo de la música. No tardo mucho en preparar todo. En el momento en que tengo lista la mochila apago la música y salgo de la habitación dando saltos de alegría.
-¿Qué haces, Marta?- pregunta mi hermano sin poder evitar una carcajada al verme.
-Nada- contesto, dejando al momento de saltar en intentando disimular mi impaciencia por irme.
-Si tú lo dices…
-Bueno, ¿es ya la hora, o todavía no?
-Sí, anda, vámonos ya, que estoy viendo que si no nos vamos pronto, llegas hasta el techo saltando- dice riéndose.
-Qué risa, ¿no?
-Anda, tira para abajo, que voy a por mis cosas.
Sin contestar, doy media vuelta y me dirijo a la escalera. Bajo los escalones de dos en dos, incluso pruebo a bajar de tres en tres, pero tropiezo al intentarlo y decido no volver a probar. En menos de un minuto llego al piso de abajo. Paso al salón y veo a mi abuelo y a mi padre, tumbados en el sofá y viendo la tele.
-Marta, ¿estás lista?- pregunta mi hermano al llegar al salón.
-Sí- contesto- ¡Nos vamos!- digo en voz alta para que me oiga mi madre.
-Adiós, pasadlo bien- responde ella.
Sin decir nada más nos dirigimos a la puerta y salimos. Sin dar ningún rodeo nos dirigimos a la plaza, y en menos de cinco minutos estamos allí.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Capítulo 8

-¿Se puede?- pregunta alguien desde la puerta, que está abierta.
-¿Qué quieres?- pregunto cuándo descubro que es mi hermano.
-Pues venía a preguntarte una cosa.
-No te voy a decir lo que ha pasado con Javi.
-Pero, ¿por qué?
-Pues porque no tengo ganas.
-Bueno vale- dice un poco enfadado-. Por cierto, ¿le has dicho lo de la piscina a mamá?
-No, ahora se lo digo, primero voy a ducharme.
-Bueno vale, pero deja que me duche primero, que tú tardas mucho.
-Entonces voy a decirle lo de la piscina a mamá.
Sergio sale de mi habitación, yo no tardo mucho en salir. Bajo la escalera y voy a la cocina.
-Mamá, ¿te importa si mañana vamos a la piscina?- pregunto cuando entro.
-¿Con quién?- pregunta ella muy sorprendida.
-Con nuestros amigos, ¿podemos?
-Claro que sí, pero os tenéis que levantar temprano para ayudarnos a sacar lo que queda del coche y colocar todo.
-Vale, ¡trato hecho!
Dicho esto salgo de la cocina y subo las escaleras corriendo. Cuando llego arriba veo que mi hermano ya ha salido, cojo mis cosas y me meto en el baño. Pongo la música alta. Suena Barbie de Extrarradio, de Melendi.
-Marta, ¿te queda mucho?- pregunta mi hermano golpeando la puerta.
-No, ya termino- respondo con enfado.
Cinco minutos después salgo del baño y me dirijo a mi habitación muy enfadada. Me visto, me tumbo en la cama y me pongo a leer un poco.
-¿Se puede?- pregunta desde fuera mi hermano.
-¿Qué quieres?- respondo muy enfadada.
-¿Podemos hablar?
-¿Hablar de qué?
-Pues de que va a ser, de lo de esta tarde.
-Vale, pasa.
Mi hermano abre la puerta y se sienta en la cama, a mi lado.
-Bueno, cuéntame que habéis hecho- dice él.
-Hemos estado hablando un rato y eso.
-¿Solo eso?
-¿Qué más quieres?
-No sé, supongo que nada.
-Bueno, si no te importa, vete ya.
-Vale, ya me voy.
Dicho esto sale de mi habitación y yo continúo leyendo. Después de haber leído un buen rato miro el reloj y me doy cuenta de que es la hora de cenar. Salgo sin perder más tiempo, pues se ha hecho tarde y temo que mi madre se enfade y no me deje ir a la piscina.
-Ya era hora, ¿no crees?- pregunta mi madre cuando me ve aparecer.
-Sí bueno, es que he estado leyendo y no me he dado cuenta de la hora- digo intentando que no me regañe.
-No pasa nada, Marta- dice mi abuela-, ¿verdad Ana?
-No, claro que no, mamá.
Mi madre no añade nada más y sale de la cocina para llamar a mis hermanos, a mi padre y a mi abuelo para avisarles de que la cena está lista. Una vez que mi abuela comprueba que mi madre ha subido al piso de arriba cierra la puerta, retira una silla, se sienta en ella y me invita sentarme con ella. Sin dudarlo, cojo otra silla y me siento frente a ella.
-Muchas gracias, abuela- comienzo a decir.
-No hace falta que me las des- dice ella cortándome.
Tras decir esto mi abuela me mira fijamente, como esperando que le cuente algo importante. Dudo si debo decirle lo ocurrido durante la tarde, pero antes de que pueda decir nada se abre la puerta de la cocina y por ella entran mi padre y mi abuelo, seguidos por mis hermanos y, por último, entra mi madre con cara de enfado.
-¿Qué habéis hecho esta tarde?- pregunta mi padre cuando nos hemos sentado, rompiendo el incómodo silencio.
-Pues hemos ido a un parque que hay a las afueras y luego a uno cercano a la plaza- responde mi hermano.
-Pues para haber estado cerca de la plaza habéis tardado mucho en llegar cuando os hemos llamado- replica mi madre.
-Ana, déjalo ya, por favor- dice mi abuela.
-Está claro que ya no puedo ni regañar a mis hijos sin que me critiques- responde muy enfadada mi madre.
Después del repentino enfado de mi madre, nadie añade nada más durante la cena. Tardamos poco en terminar. Una vez que está recogida la mesa, mi padre, mi abuelo y mis hermanos se van al salón. Mi madre me obliga a quedarme a ayudar y le indica a mi abuela que se valla, cerrando la puerta tras ella.
-Marta, hoy cuando estábamos en la plaza tu hermana ha dicho que estabas con un chico y que al verla te has ido corriendo- dice mi madre en un tono muy serio- ¿Es verdad eso?
-Pues…-empiezo a decir con un poco de miedo.
-¿Pues?- dice ella- ¿Sí o no?
-No, no es verdad, he estado todo el tiempo con Sergio y con los demás, me debe de haber confundido- digo con total seguridad.
-Está bien, te creo, pero como me vuelva a decir algo así, prepárate.
-De acuerdo, ¿me puedo ir ya?
-Claro, y mañana os tenéis que despertar temprano si queréis ir a la piscina.
-Buenas noches.
Sin decir nada más salgo de la cocina, subo a mi habitación y cierro de un portazo. Cojo mi móvil y llamo a Javi. Tras hablar con él durante un rato quedamos a las doce en la plaza. Cuando cuelgo cojo el MP4 y me pongo a escuchar música. Suena 16 añitos, de Dani Martín. Así, escuchando música, me quedo dormida.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Capítulo 7

-¡Ya era hora!- dice mi madre muy enfadada.
-Lo siento mamá, no hemos podido darnos más prisa- dice Sergio.
-Pues espero que no se vuelva a repetir, ¿entendido?- replica ella.
-Ana, no seas tan dura con ellos, seguramente estaban hablando y no se han dado cuenta- dice mi abuela defendiéndonos.
-Bueno, vámonos a casa- dice mi padre.
Sin decir nada más nos ponemos en marcha. Mis hermanos y yo vamos delante de todos. Estamos callados un rato, mi hermano y yo nos miramos sin saber que decir.
-Marta, ¿antes estabas con un chico?- dice de pronto Érica.
-¿Cómo dices?- pregunto sorprendida.
-Que cuando hemos llegado aquí te he visto con un chico y te has dado la vuelta.
-Eso no es posible, hemos estado todo el rato juntos- me ayuda mi hermano viendo que me había quedado paralizada.
-¿De verdad?- pregunta ella.
-Claro que sí, ¿tú crees que nosotros te mentiríamos?- le pregunta mi hermano.
-No, claro que no.
-Pues ya está- mi hermano da por zanjada la conversación y me lanza una mirada asesina.
No tardamos mucho en llegar a casa de nuestros abuelos. Una vez en la puerta mi madre la abre con cuidado. Mi hermano pasa el primero, le siguen mi hermana, mis padres, mis abuelos y en último lugar yo, que me quedo fuera, en el jardín de la casa.
-Marta, ¿vienes?- pregunta mi hermana con tono impaciente.
-Sí, ya voy Érica.
Paso sin perder más tiempo y subo directamente a mi habitación. Allí empiezo a deshacer mi maleta y a colocar las cosas. Cuando termino me siento en la cama y me pongo a escuchar música. Me acuerdo de mis amigas. Apenas hace un día que me he separado de ellas y ya las echo de menos. De pronto suena 700 km, de Porta. La dejo puesta. No sé por qué, pero me hace recordar a mis amigas. Me tumbo, conecto los auriculares del MP4 y cierro los ojos.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Capítulo 6

Poco a poco nos vamos alejando de allí. Oímos que nuestros amigos están hablando de nosotros. Nos da igual. Seguimos avanzando.
-¿Dónde podemos ir?- pregunto.
-Pues si quieres podemos ir a la plaza.
-Pero seguro que está lleno de viejas cotillas.
-Tienes razón. Hay una especie de parque cerca de mi casa, podemos ir allí.
-¿Está muy lejos?
-Hay que cruzar la plaza y un par de calles y llegamos.
-Pues entonces vamos allí.
Caminamos por la calle que va desde el parque hasta la plaza. Al entrar en la plaza veo a mis padres, a mis abuelos y a mi hermana. Sin decirle nada a Javi me doy la vuelta y camino en dirección al parque. Sin protestar me sigue.
-¿Por qué te das la vuelta?- pregunta.
-Porque estaba mi familia y no quiero que me vean.
-¿Entonces volvemos al parque?
-Si hay otro camino para llegar hasta allí vamos, si no volvemos con los demás.
-Si hay uno, pero es muy posible que esté mi hermana con sus amigas.
-No me importa que estén por ahí, mientras que no me vean mis padres.
-Pues vamos por allí.
Avanzamos hasta una calle muy estrecha y la cruzamos sin decir nada. Al salir de allí vemos, como había dicho Javi, a su hermana.
-Tenías razón, están allí.
-Te lo he dicho Marta.
-Bueno no me importa.
Antes de que Javi diga nada, la hermana de Javi advierte nuestra presencia y no duda en llamarlo.
-Vamos a hablar con mi hermana, si no te importa.
-No te preocupes, me da igual.
No tardamos en llegar allí. María, la chica que quiere a Javi, me lanza una mirada asesina.
-¿Qué os trae por aquí, Javi?- dice Raquel.
-Por aquí nada, no os hagáis ilusiones- contesta secamente.
-¿Entonces?- pregunta Irene.
-Vamos al parque de mi casa.
-¡Qué bien!- exclama María- Nosotras íbamos a ir enseguida.
-No me importa, ¿sabes?- contesta Javi- Nos vamos.
Sin decir nada más seguimos nuestro camino. No tardamos mucho en llegar. Es un sitio con bastantes árboles y en mitad hay una fuente con delfines. Es un lugar muy bonito y muy romántico.
-Este sitio es muy bonito.
-La verdad es que sí. No hace mucho que está así.
-Pero eso da igual, se está genial aquí.
-Bueno, no cambiemos de tema.
-Es cierto, hay que hablar.
-Entonces, ¿qué opinas tú?
-Que opino, ¿de qué?
-Pues de lo de que salgamos.
-A mi me parece bien, así nos deja en paz la niña esa.
-Entonces, ¿eso es un sí?
-Sí, es un sí.
Javi no contesta nada más, solo me mira y me sonríe. Sin dejar de mirarme con sus ojos azules, se va acercando a mí. Está muy cerca y, de pronto, noto sus labios en los míos, cierro los ojos y me dejo llevar. Es maravilloso. Todos mis pensamientos se evaporan.
-Que, ¿te gusta, Marta?
Javi se separa de mí. Los dos abrimos los ojos y vemos que María está allí. Me mira con desprecio. Le devuelvo la mirada.
-¿Qué haces aquí?- pregunta Javi.
-He venido a dar una vuelta. No sabía que estabais aquí.
-Lo sabías perfectamente, le he dicho antes a mi hermana que íbamos a estar aquí.
-En realidad estamos todas, lo único que ellas están por ahí.
-¿Te importa irte?- digo yo en un intento por estar a solas con Javi.
-No me da la gana- contesta con rabia-. No te voy a dejar sola con mi novio.
-Es que yo no soy tu novio.
-Ni el suyo tampoco, ¿o sí?
Nos miramos un poco dudosos de que contestar. No lo habíamos aclarado aún.
-Sí- contesto yo de pronto-, es mi novio, ¿algún problema?
-Pero… Raquel me ha dicho que no estáis juntos
-Ella no sabe nada.
-Pe… pero…
-Vete, por favor- le dice Javi, intentando ser amable.
-Vale, ya me voy. Adiós.
Se ve que está realmente enfadada, no solo conmigo, sino también con Javi. Antes de irse me ha lanzado una mirada de odio, mucho peor que las anteriores. Cuando la perdemos de vista vemos que se acerca otra persona.
-Hola.
-Hola, Raquel. ¿Qué quieres?
-Hablar con ella- dice refiriéndose a mí.
-¿Conmigo?
-Sí, contigo, si no hay ningún problema.
-No, claro que no.
Nos alejamos de Javi. Vamos a un banco desde donde no nos pueden ver ni las amigas de Raquel ni Javi.
-¿Te gusta mi hermano de verdad?- pregunta de pronto.
-Sí, ¿por qué?
-Porque gracias a ti mi amiga está destrozada.
-Yo no he pedido que Javi me quiera, ¿vale?
-Pero estás haciendo que cada vez se olvide más de mi amiga, y eso no me gusta nada.
-Yo no he obligado a tu hermano a que me quiera, simplemente ha surgido así.
-Por tu bien, aléjate de él.
-No lo voy a dejar solo porque me amenaces, lo siento mucho, pero lo quiero.
-Te he advertido, luego no digas que no te he dicho lo que va a pasar.
-Adiós.
Sin decir nada más, cada una tomamos una dirección. No tardo en llegar junto a Javi. Está solo. Cuando llego a su lado se me escapa una lágrima.
-¿Qué ha pasado?
-Tu hermana me ha dicho que por mi culpa su amiga está destrozada. Que lo mejor es que te deje.
-¿Y qué vas a hacer?
-No lo sé, dímelo tú.
-Yo no quiero que me dejes por culpa de mi hermana y de sus amigas. Si me dejas, que sea porque tú quieres.
-Pero yo no quiero.
-Pues entonces, no tienes por qué hacerlo.
-Pero, ¿qué hago con tu hermana?
-No te preocupes, yo hablo con ella.
-Pero…
Sin dejarme que le diga nada más me besa. Es un beso cálido. Un sonido interrumpe nuestro beso. Es mi móvil.
-¿Si?- pregunto, interrumpiendo nuestro beso.
-Soy Sergio. Me acaba de llamar mamá y me ha dicho que vayamos a la plaza, que están allí, ¿te espero aquí y nos vamos juntos?
-Sí, espera allí, ya vamos.
-Hasta ahora.
Cuelgo y le comunico a Javi que tenemos que ir al parque porque ha llamado mi madre. Sin tardar nos ponemos rumbo al parque. No tardamos en llegar.
-Hola otra vez, chicos- decimos Javi y yo.
-Hola parejita- dice Sofía entre risas.
-Bueno chicos, nos tenemos que ir ya que nos están esperando nuestros padres.
-Bueno pues adiós nada más.
-Si queréis veniros mañana vamos a ir a la piscina de aquí del pueblo- dice de pronto Miriam.
-Bueno, lo pensamos y os llamamos.
-¿Tenéis nuestro número?- pregunta Cris.
-Yo tengo el de Javi, lo llamamos a él- contesto yo.
-Nos vale, llamadlo a él.
-Nos vamos, que se va a enfadar mi madre. ¡Hasta mañana!
Sin perder más tiempo vamos hasta la plaza. No tardamos en encontrar a nuestros padres.