viernes, 23 de septiembre de 2011

Capítulo 9

Al despertar a la mañana siguiente veo que el reloj marca las diez y media. Con mucho sueño consigo levantarme. Me dirijo con paso lento hacia la ventana para levantar la persiana. Con mucho esfuerzo consigo que entre un poco de luz matutina en la habitación, cegándome al completo por un rato.
-Marta, ¿bajas ya o qué?- dice mi hermano irrumpiendo en mi habitación.
-Sí, ya voy, espera que me vista- digo aún con mucho sueño.
-Bueno, abajo te esperamos, pero no tardes mucho, ¿vale?
-Vale pesado, pero vete ya.
Sin decir nada más sale cerrando la puerta tras de sí, dando un sonoro portazo. En cuanto oigo que mi hermano ha bajado las escaleras me quito el pijama y me visto. Bajo las escaleras corriendo, lo que provoca que me tropiece un par de veces.
-Ya estoy aquí- digo recuperándome aún de la carrera que me he pegado bajando las escaleras.
-¡Ya era hora!- dice mi madre con tono de enfado.
-Ana, deja a la chica- dice enseguida mi abuela.
-Mamá, ¿siempre tienes que salir en su defensa?- replica mi madre.
-No, solo salgo en su defensa cuando no llevas razón- responde mi abuela con una sonrisa desafiante.
-Pero…- comienza a decir mi madre.
-Bueno, dejadlo ya, vamos a lo que vamos- dice mi padre con tono autoritario.
-Es cierto- añade mi hermano-, cuanto antes empecemos antes terminaremos.
Dicho esto no añadimos nada más. Nos dirigimos a la puerta. Salimos a la calle y vamos directamente al maletero del coche. Una vez allí, mi padre lo abre y empezamos a sacar las pocas maletas que faltan. Sin perder mucho tiempo las pasamos a la casa y las colocamos en los lugares indicados por mi madre. No tardamos mucho en terminar de colocar las cosas, pero aún así estamos bastantes cansados.
-Bueno, ya os podéis ir- dice mi madre cuando nos ve asobinados en el sofá.
-Muchas gracias, mamá- decimos al unísono mi hermano y yo.
Sin perder más tiempo subimos corriendo las escaleras. Cuando llego arriba me meto directamente en mi habitación. Comienzo a preparar todo lo necesario para ir a la piscina. Suena Mira la vida, de Dani Martín. Voy buscando y metiendo todo en la mochila al ritmo de la música. No tardo mucho en preparar todo. En el momento en que tengo lista la mochila apago la música y salgo de la habitación dando saltos de alegría.
-¿Qué haces, Marta?- pregunta mi hermano sin poder evitar una carcajada al verme.
-Nada- contesto, dejando al momento de saltar en intentando disimular mi impaciencia por irme.
-Si tú lo dices…
-Bueno, ¿es ya la hora, o todavía no?
-Sí, anda, vámonos ya, que estoy viendo que si no nos vamos pronto, llegas hasta el techo saltando- dice riéndose.
-Qué risa, ¿no?
-Anda, tira para abajo, que voy a por mis cosas.
Sin contestar, doy media vuelta y me dirijo a la escalera. Bajo los escalones de dos en dos, incluso pruebo a bajar de tres en tres, pero tropiezo al intentarlo y decido no volver a probar. En menos de un minuto llego al piso de abajo. Paso al salón y veo a mi abuelo y a mi padre, tumbados en el sofá y viendo la tele.
-Marta, ¿estás lista?- pregunta mi hermano al llegar al salón.
-Sí- contesto- ¡Nos vamos!- digo en voz alta para que me oiga mi madre.
-Adiós, pasadlo bien- responde ella.
Sin decir nada más nos dirigimos a la puerta y salimos. Sin dar ningún rodeo nos dirigimos a la plaza, y en menos de cinco minutos estamos allí.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Capítulo 8

-¿Se puede?- pregunta alguien desde la puerta, que está abierta.
-¿Qué quieres?- pregunto cuándo descubro que es mi hermano.
-Pues venía a preguntarte una cosa.
-No te voy a decir lo que ha pasado con Javi.
-Pero, ¿por qué?
-Pues porque no tengo ganas.
-Bueno vale- dice un poco enfadado-. Por cierto, ¿le has dicho lo de la piscina a mamá?
-No, ahora se lo digo, primero voy a ducharme.
-Bueno vale, pero deja que me duche primero, que tú tardas mucho.
-Entonces voy a decirle lo de la piscina a mamá.
Sergio sale de mi habitación, yo no tardo mucho en salir. Bajo la escalera y voy a la cocina.
-Mamá, ¿te importa si mañana vamos a la piscina?- pregunto cuando entro.
-¿Con quién?- pregunta ella muy sorprendida.
-Con nuestros amigos, ¿podemos?
-Claro que sí, pero os tenéis que levantar temprano para ayudarnos a sacar lo que queda del coche y colocar todo.
-Vale, ¡trato hecho!
Dicho esto salgo de la cocina y subo las escaleras corriendo. Cuando llego arriba veo que mi hermano ya ha salido, cojo mis cosas y me meto en el baño. Pongo la música alta. Suena Barbie de Extrarradio, de Melendi.
-Marta, ¿te queda mucho?- pregunta mi hermano golpeando la puerta.
-No, ya termino- respondo con enfado.
Cinco minutos después salgo del baño y me dirijo a mi habitación muy enfadada. Me visto, me tumbo en la cama y me pongo a leer un poco.
-¿Se puede?- pregunta desde fuera mi hermano.
-¿Qué quieres?- respondo muy enfadada.
-¿Podemos hablar?
-¿Hablar de qué?
-Pues de que va a ser, de lo de esta tarde.
-Vale, pasa.
Mi hermano abre la puerta y se sienta en la cama, a mi lado.
-Bueno, cuéntame que habéis hecho- dice él.
-Hemos estado hablando un rato y eso.
-¿Solo eso?
-¿Qué más quieres?
-No sé, supongo que nada.
-Bueno, si no te importa, vete ya.
-Vale, ya me voy.
Dicho esto sale de mi habitación y yo continúo leyendo. Después de haber leído un buen rato miro el reloj y me doy cuenta de que es la hora de cenar. Salgo sin perder más tiempo, pues se ha hecho tarde y temo que mi madre se enfade y no me deje ir a la piscina.
-Ya era hora, ¿no crees?- pregunta mi madre cuando me ve aparecer.
-Sí bueno, es que he estado leyendo y no me he dado cuenta de la hora- digo intentando que no me regañe.
-No pasa nada, Marta- dice mi abuela-, ¿verdad Ana?
-No, claro que no, mamá.
Mi madre no añade nada más y sale de la cocina para llamar a mis hermanos, a mi padre y a mi abuelo para avisarles de que la cena está lista. Una vez que mi abuela comprueba que mi madre ha subido al piso de arriba cierra la puerta, retira una silla, se sienta en ella y me invita sentarme con ella. Sin dudarlo, cojo otra silla y me siento frente a ella.
-Muchas gracias, abuela- comienzo a decir.
-No hace falta que me las des- dice ella cortándome.
Tras decir esto mi abuela me mira fijamente, como esperando que le cuente algo importante. Dudo si debo decirle lo ocurrido durante la tarde, pero antes de que pueda decir nada se abre la puerta de la cocina y por ella entran mi padre y mi abuelo, seguidos por mis hermanos y, por último, entra mi madre con cara de enfado.
-¿Qué habéis hecho esta tarde?- pregunta mi padre cuando nos hemos sentado, rompiendo el incómodo silencio.
-Pues hemos ido a un parque que hay a las afueras y luego a uno cercano a la plaza- responde mi hermano.
-Pues para haber estado cerca de la plaza habéis tardado mucho en llegar cuando os hemos llamado- replica mi madre.
-Ana, déjalo ya, por favor- dice mi abuela.
-Está claro que ya no puedo ni regañar a mis hijos sin que me critiques- responde muy enfadada mi madre.
Después del repentino enfado de mi madre, nadie añade nada más durante la cena. Tardamos poco en terminar. Una vez que está recogida la mesa, mi padre, mi abuelo y mis hermanos se van al salón. Mi madre me obliga a quedarme a ayudar y le indica a mi abuela que se valla, cerrando la puerta tras ella.
-Marta, hoy cuando estábamos en la plaza tu hermana ha dicho que estabas con un chico y que al verla te has ido corriendo- dice mi madre en un tono muy serio- ¿Es verdad eso?
-Pues…-empiezo a decir con un poco de miedo.
-¿Pues?- dice ella- ¿Sí o no?
-No, no es verdad, he estado todo el tiempo con Sergio y con los demás, me debe de haber confundido- digo con total seguridad.
-Está bien, te creo, pero como me vuelva a decir algo así, prepárate.
-De acuerdo, ¿me puedo ir ya?
-Claro, y mañana os tenéis que despertar temprano si queréis ir a la piscina.
-Buenas noches.
Sin decir nada más salgo de la cocina, subo a mi habitación y cierro de un portazo. Cojo mi móvil y llamo a Javi. Tras hablar con él durante un rato quedamos a las doce en la plaza. Cuando cuelgo cojo el MP4 y me pongo a escuchar música. Suena 16 añitos, de Dani Martín. Así, escuchando música, me quedo dormida.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Capítulo 7

-¡Ya era hora!- dice mi madre muy enfadada.
-Lo siento mamá, no hemos podido darnos más prisa- dice Sergio.
-Pues espero que no se vuelva a repetir, ¿entendido?- replica ella.
-Ana, no seas tan dura con ellos, seguramente estaban hablando y no se han dado cuenta- dice mi abuela defendiéndonos.
-Bueno, vámonos a casa- dice mi padre.
Sin decir nada más nos ponemos en marcha. Mis hermanos y yo vamos delante de todos. Estamos callados un rato, mi hermano y yo nos miramos sin saber que decir.
-Marta, ¿antes estabas con un chico?- dice de pronto Érica.
-¿Cómo dices?- pregunto sorprendida.
-Que cuando hemos llegado aquí te he visto con un chico y te has dado la vuelta.
-Eso no es posible, hemos estado todo el rato juntos- me ayuda mi hermano viendo que me había quedado paralizada.
-¿De verdad?- pregunta ella.
-Claro que sí, ¿tú crees que nosotros te mentiríamos?- le pregunta mi hermano.
-No, claro que no.
-Pues ya está- mi hermano da por zanjada la conversación y me lanza una mirada asesina.
No tardamos mucho en llegar a casa de nuestros abuelos. Una vez en la puerta mi madre la abre con cuidado. Mi hermano pasa el primero, le siguen mi hermana, mis padres, mis abuelos y en último lugar yo, que me quedo fuera, en el jardín de la casa.
-Marta, ¿vienes?- pregunta mi hermana con tono impaciente.
-Sí, ya voy Érica.
Paso sin perder más tiempo y subo directamente a mi habitación. Allí empiezo a deshacer mi maleta y a colocar las cosas. Cuando termino me siento en la cama y me pongo a escuchar música. Me acuerdo de mis amigas. Apenas hace un día que me he separado de ellas y ya las echo de menos. De pronto suena 700 km, de Porta. La dejo puesta. No sé por qué, pero me hace recordar a mis amigas. Me tumbo, conecto los auriculares del MP4 y cierro los ojos.