miércoles, 24 de agosto de 2011

Capítulo 6

Poco a poco nos vamos alejando de allí. Oímos que nuestros amigos están hablando de nosotros. Nos da igual. Seguimos avanzando.
-¿Dónde podemos ir?- pregunto.
-Pues si quieres podemos ir a la plaza.
-Pero seguro que está lleno de viejas cotillas.
-Tienes razón. Hay una especie de parque cerca de mi casa, podemos ir allí.
-¿Está muy lejos?
-Hay que cruzar la plaza y un par de calles y llegamos.
-Pues entonces vamos allí.
Caminamos por la calle que va desde el parque hasta la plaza. Al entrar en la plaza veo a mis padres, a mis abuelos y a mi hermana. Sin decirle nada a Javi me doy la vuelta y camino en dirección al parque. Sin protestar me sigue.
-¿Por qué te das la vuelta?- pregunta.
-Porque estaba mi familia y no quiero que me vean.
-¿Entonces volvemos al parque?
-Si hay otro camino para llegar hasta allí vamos, si no volvemos con los demás.
-Si hay uno, pero es muy posible que esté mi hermana con sus amigas.
-No me importa que estén por ahí, mientras que no me vean mis padres.
-Pues vamos por allí.
Avanzamos hasta una calle muy estrecha y la cruzamos sin decir nada. Al salir de allí vemos, como había dicho Javi, a su hermana.
-Tenías razón, están allí.
-Te lo he dicho Marta.
-Bueno no me importa.
Antes de que Javi diga nada, la hermana de Javi advierte nuestra presencia y no duda en llamarlo.
-Vamos a hablar con mi hermana, si no te importa.
-No te preocupes, me da igual.
No tardamos en llegar allí. María, la chica que quiere a Javi, me lanza una mirada asesina.
-¿Qué os trae por aquí, Javi?- dice Raquel.
-Por aquí nada, no os hagáis ilusiones- contesta secamente.
-¿Entonces?- pregunta Irene.
-Vamos al parque de mi casa.
-¡Qué bien!- exclama María- Nosotras íbamos a ir enseguida.
-No me importa, ¿sabes?- contesta Javi- Nos vamos.
Sin decir nada más seguimos nuestro camino. No tardamos mucho en llegar. Es un sitio con bastantes árboles y en mitad hay una fuente con delfines. Es un lugar muy bonito y muy romántico.
-Este sitio es muy bonito.
-La verdad es que sí. No hace mucho que está así.
-Pero eso da igual, se está genial aquí.
-Bueno, no cambiemos de tema.
-Es cierto, hay que hablar.
-Entonces, ¿qué opinas tú?
-Que opino, ¿de qué?
-Pues de lo de que salgamos.
-A mi me parece bien, así nos deja en paz la niña esa.
-Entonces, ¿eso es un sí?
-Sí, es un sí.
Javi no contesta nada más, solo me mira y me sonríe. Sin dejar de mirarme con sus ojos azules, se va acercando a mí. Está muy cerca y, de pronto, noto sus labios en los míos, cierro los ojos y me dejo llevar. Es maravilloso. Todos mis pensamientos se evaporan.
-Que, ¿te gusta, Marta?
Javi se separa de mí. Los dos abrimos los ojos y vemos que María está allí. Me mira con desprecio. Le devuelvo la mirada.
-¿Qué haces aquí?- pregunta Javi.
-He venido a dar una vuelta. No sabía que estabais aquí.
-Lo sabías perfectamente, le he dicho antes a mi hermana que íbamos a estar aquí.
-En realidad estamos todas, lo único que ellas están por ahí.
-¿Te importa irte?- digo yo en un intento por estar a solas con Javi.
-No me da la gana- contesta con rabia-. No te voy a dejar sola con mi novio.
-Es que yo no soy tu novio.
-Ni el suyo tampoco, ¿o sí?
Nos miramos un poco dudosos de que contestar. No lo habíamos aclarado aún.
-Sí- contesto yo de pronto-, es mi novio, ¿algún problema?
-Pero… Raquel me ha dicho que no estáis juntos
-Ella no sabe nada.
-Pe… pero…
-Vete, por favor- le dice Javi, intentando ser amable.
-Vale, ya me voy. Adiós.
Se ve que está realmente enfadada, no solo conmigo, sino también con Javi. Antes de irse me ha lanzado una mirada de odio, mucho peor que las anteriores. Cuando la perdemos de vista vemos que se acerca otra persona.
-Hola.
-Hola, Raquel. ¿Qué quieres?
-Hablar con ella- dice refiriéndose a mí.
-¿Conmigo?
-Sí, contigo, si no hay ningún problema.
-No, claro que no.
Nos alejamos de Javi. Vamos a un banco desde donde no nos pueden ver ni las amigas de Raquel ni Javi.
-¿Te gusta mi hermano de verdad?- pregunta de pronto.
-Sí, ¿por qué?
-Porque gracias a ti mi amiga está destrozada.
-Yo no he pedido que Javi me quiera, ¿vale?
-Pero estás haciendo que cada vez se olvide más de mi amiga, y eso no me gusta nada.
-Yo no he obligado a tu hermano a que me quiera, simplemente ha surgido así.
-Por tu bien, aléjate de él.
-No lo voy a dejar solo porque me amenaces, lo siento mucho, pero lo quiero.
-Te he advertido, luego no digas que no te he dicho lo que va a pasar.
-Adiós.
Sin decir nada más, cada una tomamos una dirección. No tardo en llegar junto a Javi. Está solo. Cuando llego a su lado se me escapa una lágrima.
-¿Qué ha pasado?
-Tu hermana me ha dicho que por mi culpa su amiga está destrozada. Que lo mejor es que te deje.
-¿Y qué vas a hacer?
-No lo sé, dímelo tú.
-Yo no quiero que me dejes por culpa de mi hermana y de sus amigas. Si me dejas, que sea porque tú quieres.
-Pero yo no quiero.
-Pues entonces, no tienes por qué hacerlo.
-Pero, ¿qué hago con tu hermana?
-No te preocupes, yo hablo con ella.
-Pero…
Sin dejarme que le diga nada más me besa. Es un beso cálido. Un sonido interrumpe nuestro beso. Es mi móvil.
-¿Si?- pregunto, interrumpiendo nuestro beso.
-Soy Sergio. Me acaba de llamar mamá y me ha dicho que vayamos a la plaza, que están allí, ¿te espero aquí y nos vamos juntos?
-Sí, espera allí, ya vamos.
-Hasta ahora.
Cuelgo y le comunico a Javi que tenemos que ir al parque porque ha llamado mi madre. Sin tardar nos ponemos rumbo al parque. No tardamos en llegar.
-Hola otra vez, chicos- decimos Javi y yo.
-Hola parejita- dice Sofía entre risas.
-Bueno chicos, nos tenemos que ir ya que nos están esperando nuestros padres.
-Bueno pues adiós nada más.
-Si queréis veniros mañana vamos a ir a la piscina de aquí del pueblo- dice de pronto Miriam.
-Bueno, lo pensamos y os llamamos.
-¿Tenéis nuestro número?- pregunta Cris.
-Yo tengo el de Javi, lo llamamos a él- contesto yo.
-Nos vale, llamadlo a él.
-Nos vamos, que se va a enfadar mi madre. ¡Hasta mañana!
Sin perder más tiempo vamos hasta la plaza. No tardamos en encontrar a nuestros padres.

viernes, 19 de agosto de 2011

Capítulo 5

Sin perder tiempo vamos a ese parque. Es un sitio con mucho césped donde nos podemos sentar. También hay un quiosco y una fuente. Al lado hay pistas de fútbol y de baloncesto. Al llegar vemos que hay muchos grupos sentados en el césped. Buscamos un sitio que esté más o menos vacío. Lo encontramos y nos sentamos.
-Bueno, ¿qué os ha parecido la cascada?
-Está muy bien, lo único que falla es que el agua está helada- contesta Sergio.
-¿No habíais dicho que no la conocía nadie más que vosotros?- pregunto con timidez.
-En teoría sí, pero mi hermana es muy cotilla y el otro día estuvimos hablando de eso y nos escucharía.
-Bueno, no importa.
Nos mantenemos en silencio un rato. El silencio se rompe cuando Paula advierte la presencia de Raquel, la hermana de Javi.
-¿Qué haces aquí?- pregunta, muy sorprendido de su presencia, Javi.
-Necesito hablar contigo.
-Si no me queda más remedio…
-No, no te queda más remedio.
Sin decir nada más Javi se levanta y sigue a su hermana. Durante un buen rato están señalando hacia el lugar donde me sitúo. A los diez minutos más o menos Javi vuelve al sitio donde estoy y me indica que le acompañe. Sin preguntar el motivo me levanto y lo sigo.
-¿Qué pasa, Javi?
-Mi hermana me ha dicho que ha estado hablando antes contigo.
-Sí, es cierto. ¿He hecho algo malo?
-No, solo quería asegurarme que era verdad. ¿Qué te ha dicho?
-Pues me ha preguntado si estábamos saliendo, y le he dicho que no lo sabía, luego le he dicho que qué más le da lo que yo haga y me ha dicho que no es por mí, sino por ti. En realidad no la he entendido muy bien.
-Lo que quería decir es que si no estás conmigo no te acerques mucho a mí.
-Entonces, ¿si estamos juntos nos va a dejar en paz a los dos?
-Más o menos.
-¿Más o menos?
-Sí, a lo mejor nos ve y se nos queda mirando pero no creo que se acerque a nosotros.
Nos quedamos en silencio un rato. Ninguno sabemos que decir. Sobran las palabras. Sus ojos azules están fijos en los míos, los míos en los suyos.
-Bueno, ¿entonces qué dices de eso?- dice en un tono casi imperceptible.
-Pues no sé.
-¿Vamos a un sitio más tranquilo?
-Sí, creo que será mejor.
Nos dirigimos hacia donde están nuestros amigos.
-Vamos a dar una vuelta, ahora venimos, ¿vale?- dice él.
-Vale- dicen todos.
-Si os vais de aquí llamadnos.
-Vale, aunque no creo que nos vallamos, se está muy bien aquí- dice Ángel.

lunes, 8 de agosto de 2011

Capítulo 4

Cuando llegamos al arroyo vemos que los chicos ya están en el agua. Decidimos meternos rápido, para que no nos mojen.
-¡Está helada!- gritamos todas.
-Tampoco es para tanto, moveros un poco y enseguida entráis en calor.
Sin muchas ganas empezamos a nadar un poco y a corretear por el agua. Una vez entramos un poco en calor empezamos a echarnos agua unos a otros.
-¡Eh! No echéis agua a la cara que molesta- protesta Ángela.
-Perdón por intentar divertirnos un poco señorita aburrida- dice Alex.
-No empecéis que luego termináis mal chicos- se apresura a decir Sofía.
-Bueno que, ¿jugamos a algo?- propone Javi.
-Por mi vale, ¿pero a qué podemos jugar?- pregunto.
-No sé, a lo que digáis.
-¿Qué os parece al Marco Polo?- dice mi hermano.
-Vale, está entretenido.
Dicho esto elegimos quién buscará primero. Decidimos que sea Sergio y éste empieza a buscar. No tarda mucho en encontrar a alguien y tengo la suerte de ser yo. Como es lógico me reconoce y me toca buscar a mí. No sé qué hago que no encuentro a nadie, pero, de pronto, noto como alguien pasa por mi lado y logro cogerlo. Lo agarro con fuerza y empiezo a deslizar mi mano por su cara intentando reconocer algún rasgo conocido, pero es inútil. Continúo pasando la mano por su pelo, noto por la forma que es un chico, pienso un poco quién puede ser y me decido a intentar adivinarlo.
-¿Eres Javi?
-Sí, has acertado.
Abro los ojos y compruebo que en efecto, es él. Él. Lo tengo en frente. Pegado a mí. Su cara justo delante de la mía. Sus labios en línea recta con los míos, temblorosos. Se aproxima más y más a mí. Me quedo quieta, no sé muy bien cómo reaccionar. Puedo sentir el calor que desprenden sus labios, están casi pegados a los míos.
-¡Javi!- grita una voz desconocida para mí.
-¡Mierda! ¡Me ha visto!- dice nervioso.
-¿Quién te ha visto?- pregunto intrigada.
-Una amiga de mi hermana, por tu bien, no abras la boca, quédate detrás de mí y haz como si no pasara nada, ¿entendido?
-Claro, pero…
-Luego te lo explico.
Vemos que varias chicas se acercan donde estamos nosotros. Se adentran en el arroyo. A diferencia de nosotros ellas si llevan bañador.
-¿Quién es esa?- pregunta una chica.
-Es una amiga, ¿algún problema?
-Sí, que tú eres mi novio y no te puedes acercar a nadie.
-Pero es que yo no soy tu novio.
-Pues como si lo fueras.
-María, yo no soy ni voy a ser nunca tu novio, a ver cuando te entra eso en la cabeza.
-No me va a entrar nunca en la cabeza, porque tú eres mío.
-Por favor, iros de aquí. Parece que me espiáis. Siempre que estoy con mis amigos me encontráis.
-Pura casualidad- dice otra de las chicas.
-Venga Raquel, admítelo, me estáis siguiendo.
-No es verdad. Bueno que, ¿nos vas a presentar a tu amiga o no?
-Vale. Chicas, esta es Marta.
-Hola, que alegría conocerte.
-¿Perdón?
-Oh, nada, nada, cosas mías.
-Marta, ésta es mi hermana, Raquel.
-Encantada- digo intentando romper un poco el hielo.
-Estas son mis amigas, Irene, Sara y Laura- dice ella señalando a las demás.
-Bueno ya os habéis conocido, ya os podéis ir- dice Javi.
-No nos vamos a ir porque tú nos lo digas.
-De acuerdo. Marta vamos para allá.
Después de decir esto, Javi y yo nos alejamos de ellas y vamos hacia donde se encuentran el resto.
-Vámonos de aquí, no quiero tener que estar soportando a mi hermana y a las arpías de sus amigas.
-Vale, no tengo ganas de que estén todo el rato mirando.
Dicho esto, salimos del agua y nos dirigimos al sitio donde hemos dejado la ropa. Cuando llegamos allí comenzamos a vestirnos.
-Marta, la has cagado- dice de pronto Miriam.
-¿Por qué?- pregunto yo.
-La chica esa que te hemos dicho antes te ha visto que casi te besas con Javi, no te va a dejar tranquila hasta que te destroce- contesta Cris.
-Tampoco será para tanto.
-Créeme que sí.
De pronto vemos que los chicos han llegado y nos dicen que nos demos prisa. Les hacemos caso y avanzamos a paso ligero hacia el arroyo para marcharnos de allí. Cojo mis cosas y cuando me decido a seguir al resto del grupo Javi me agarra del brazo y me hace un gesto para que me espere. Decido hacerle caso.
-Marta, lo que ha pasado antes…
-No te preocupes, no ha pasado nada.
-Pero podría haber pasado, y eso sería muy malo.
-¿Por qué?- le pregunto, haciéndome la tonta.
-Porque una de las amigas de mi hermana me quiere y no permite que ninguna chica se acerque a mí. La última chica con la que me vio hablando llegó un día a clase con la camiseta rota. No quiero que a ti te pase nada de eso.
-No te preocupes, no creo que me haga nada. Y si me hace algo pues nada, me tendré que aguantar.
-No voy a dejar que te haga nada porque…
-¿Por qué?
-Porque me gustas. Desde el primer momento que te vi me gustaste. Fue un flechazo, lo que se llama amor a primera vista, aunque comprendo que tú no sientas lo mismo y me tomes por un idiota.
-No digas eso, me pareces el chico más listo del mundo. En realidad, a mí me pasó lo mismo contigo, pero no sé, supuse que un chico al que no conocía de nada no se interesaría por mí.
-Pues ya has descubierto que no es así.
-Me alegra mucho oír eso.
-Chicos, ¿venís o qué?- grita Sofía.
-Sí, ya vamos.
Avanzamos uno al lado del otro. Llegamos al arroyo y vemos que los demás ya han subido la cuesta.
-Ve subiendo- le digo.
-¿Dónde vas?
-A buscar mi móvil, se me tiene que haber caído porque no lo encuentro.
-¿Te acompaño?
-Da igual, si no voy a tardar mucho.
-Bueno pues entonces estoy arriba, si necesitas ayuda avísanos, ¿vale?
-Vale, enseguida subo.
Voy directamente donde antes hemos dejado las mochilas y comienzo a buscar. No tardo en encontrarlo y me dirijo sin perder tiempo donde están mis amigos. Pero entonces…
-¿Vas a algún lado?- me pregunta una chica.
-Sí, a reunirme con mis amigos.
-Me parece que no vas a ir a ningún sitio hasta que no me des una explicación.
-Vale, ¿pero que te tengo que explicar?
-Estás saliendo con mi hermano, ¿verdad?
-¿Con tu hermano?
-Sí, soy la hermana de Javi. ¿Estás con él o no?
-Creo que no. Además, ¿que más te da a ti lo que yo haga o deje de hacer?
-No es por ti, es por mi hermano.
-Marta, ¿qué te queda?- grita de pronto mi hermano.
-Ya voy, Sergio. Bueno, me voy, adiós.
Me dirijo rápidamente hacia el lugar donde esperan mis amigos. Cuando llego junto a ellos emprendemos la marcha.
-¿Dónde vamos ahora?- pregunta Cris.
-¿Vamos al parque que hay por mi casa?- propone Mario.
-¿Dónde está eso?- pregunta Sergio.
-Cerca de la plaza- contesta Ángel.
-Está en una calle paralela a la plaza- añade Miriam.
-Bueno pues vamos entonces para allá- digo.

sábado, 6 de agosto de 2011

Capítulo 3

-¿Lleváis mucho tiempo esperando?- pregunta mi hermano.
-No, acabamos de llegar- dice uno de los chicos.
-Esta mañana no nos hemos presentado- digo yo, intentando romper un poco el hielo-. Yo soy Marta, y este mi hermano Sergio.
-Yo soy Sofía- dice una de las chicas-, y éstos son Mario, Ángel, Álex, Miriam, Cris, Ángela y Javi- dice señalando a cada uno de ellos.
-Pues encantados de conoceros a todos.
-Lo mismo decimos. Bueno, ¿queréis que nos quedemos aquí o preferís que vayamos a otro sitio?
-Lo que vosotros queráis, nosotros no conocemos bien el pueblo, así que donde a vosotros os parezca mejor.
-Pues entonces nos vamos al parque que hay a las afueras del pueblo, es un sitio tranquilo y podemos hablar sin que nadie nos moleste.
-Me parece bien.
Caminamos durante unos diez minutos y llegamos a un parque lleno de árboles con flores preciosas.
-Ya hemos llegado.
-¡Guau! Es un sitio estupendo.
-Es cierto
Avanzamos hasta un lugar donde hay una especie de riachuelo y alrededor de éste varios bancos. Es un sitio estupendo, todo está rodeado de árboles y arbustos de un tamaño inmenso.
-Hace poco habilitaron este sitio para que la gente pudiese venir aquí, pero no viene nadie porque está lejos del pueblo, así que aprovechando eso estamos siempre aquí- comenta Sofía.
-Pues es un sitio estupendo, no puedo entender como no viene la gente.
-Sergio, tienes que tener en cuenta que la mayoría de las personas son muy mayores para venir aquí, y la gente de nuestra edad prefiere estar en piscinas y sitios donde poder bañarse.
-Bueno, mejor así.
-Sí, porque si no, no podríamos hacer nada.
-Sofía, ¿les enseñamos eso?- pregunta Álex.
-Vale, vamos. Seguidnos chicos.
Dicho esto nos ponemos en marcha hacia un lugar desconocido para nosotros. No tardamos mucho en llegar.
-Aquí es, chicos. Hay que adentrarse un poco más para llegar.
-Vale, pero… ¿dónde vamos?
-Ahora lo veréis.
Nos adentramos por un sendero y llegamos a un lugar precioso. Hay una cascada no muy grande, pero aún así preciosa.
-Este sitio es precioso, ¿cómo lo habéis descubierto?
-Nos gusta mucho explorar y hace unos días decidimos venir por aquí y lo encontramos.
-Bueno, que decís, ¿bajamos allí?
-¿A qué?
-Pues a bañarnos, a que va a ser.
-Pero nosotros no tenemos bañador.
-Nosotros tampoco, pero seguro que si lleváis ropa interior.
-Sí, eso sí, pero…
-Que no os de vergüenza, es como si tuvieseis puesto un bañador.
-Tenéis razón.
-Bueno que, ¿vamos ya?
-Cuando queráis.
Bajamos una pequeña cuesta y llegamos a un pequeño arroyo que emana a partir de la cascada. Decidimos mirar el agua y vemos que es totalmente cristalina e incluso podemos ver algunos peces.
-¿Nos bañamos ya?- dice de pronto Miriam.
-Por supuesto. Sergio vente con nosotros- dice Javi.
-Marta vente por aquí con nosotras- dice Cris.
-Vale- decimos Sergio y yo al unísono.
Sin perder tiempo cada uno vamos hacia el lugar donde nos han indicado. Las chicas me han llevado a un claro que hay en un bosquecito que hay junto al arroyo.
-Bueno Marta, ¿qué te han parecido los chicos?- dice Ángela.
-Pues bien, no sé, no he tenido tiempo para conocerlos bien.
-¿Pero la primera impresión, que te ha parecido?
-Supongo que bien, parecen simpáticos.
-Y de físico, qué opinas, ¿quién te ha gustado más?- pregunta Paula.
-Pues… el que más me ha gustado a sigo Javi, es muy guapo y parece muy bueno.
-¿¡JAVI!?- gritan al unísono.
-Sí, ¿por qué?
-Porque una amiga de su hermana no deja que nadie se acerque a él.
-¿Pero están juntos?
-Que va, pero le gusta desde hace tiempo y no deja que ninguna chica tontee con él.
-Por tu bien no te acerques demasiado a él.
-Vale…
Dicho esto y una vez estamos listas nos dirigimos hacia el arroyo donde nos esperan los chicos para meternos todos juntos.

lunes, 1 de agosto de 2011

Capítulo 2

-¡Hola!- grita eufóricamente mi abuela.

-¡Abuela, abuelo, cuánto tiempo sin veros!- grita mi hermana.

-¡Lucía, que grande estás ya!- dice el abuelo.

-Hola abuelos- dice mi hermano.

-¡Sergio, cuanto has crecido!- dicen los abuelos al unísono.

-Hola abuelos- les digo yo secamente.

-Hola cariño- dice mi abuela.

-No quería venir, ¿me equivoco?
-No, no te equivocas abuelo- le responde Sergio.
-Anda pasad, que vendréis cansados del viaje- dice mi abuelo.

Sin que nos lo pidan dos veces entramos en casa de los abuelos y vamos directamente a nuestras antiguas habitaciones. Comprobamos que están exactamente igual que la última vez que estuvimos allí. De pronto mi puerta se abre lentamente.

-¿Qué quieres, Lucía?

-¿Puedo dormir contigo?

-¿Para qué quieres dormir conmigo?

-Porque no quiero estar sola, ¿me dejas?

-Lucía necesito intimidad.

-¿Qué es eso?

-Pues que quiero estar sola para estar tranquila.

-Jope, yo quiero estar contigo.

-Mira hacemos un trato, te quedas en tu habitación y algún día que otro te vienes aquí, ¿qué te parece?

-Vale… pero me lo prometes, ¿verdad?

-Claro que sí princesa.

Mi hermana se da por vencida y se va a su habitación a deshacer el equipaje. De pronto oigo como la abuela nos llama a mis hermanos y a mí para que bajemos.

-Si queréis podéis ir a dar una vuelta y os despejáis, que venís atontados del viaje.

-Pero abuela, aquí no hay chicos de nuestra edad, no sé para qué vamos a salir…- dice Sergio.

-Pues ahora hay mucha gente de vuestra edad. Podéis ir a dar una vuelta y saludar a alguien.

-Pero no conocemos a nadie.
-Pues hacéis amigos, ¿no?
-Está bien abuelo, ya nos vamos, ¿Lucía, te vienes?

-Vale, ya bajo.

Dicho esto nos dirigimos a la puerta y acordamos con mi madre que sobre las dos regresaremos allí.
Una vez hemos salido decidimos rodear la casa de los abuelos y dirigirnos a la plaza del pueblo. No tardamos mucho en llegar allí, ya que está a unos cien metros de donde nos encontramos.
Encontramos a una gran cantidad de gente joven, cosa que hace unas horas no podríamos haber imaginado. Nos acercamos hasta un grupo de chicos y chicas que nos están mirando, e incluso algunos saludan con la mano.
-Hola- dice mi hermano.

-Hola- dice una chica.

-Hola, ¿no sois de aquí, verdad?- dice un chico, que no me quita ojo.

-No, acabamos de llegar-respondo yo.

-¿Y qué os trae por nuestro pueblo?

-Pues verás, nuestros abuelos viven aquí y hemos venido a pasar el verano con ellos

-Tiene que a ver sido duro, por dejar a vuestros amigos y eso, ¿no?

-Bueno, un poco sí, pero que le vamos a hacer.

-Si os apetece, podéis salir con nosotros

-Por mi vale- dice Sergio.

-Y por mí- contesto.

-Bueno si queréis podemos quedar esta tarde.

-Me parece bien, ¿a las cinco aquí?

-¡Ah, por cierto! Yo soy Sofía y éstos son Rubén, Carlos, Álex, Fernando, Paula, Sara y Ángela.

-Encantada, yo soy Clara y este es Sergio. Bueno, y esta es nuestra hermana Lucía.

-Pues encantados también.

-Bueno, nos vamos, que se van a enfadar nuestros padres, hasta esta tarde.

-¡Adiós!

Una vez nos hemos despedido nos dirigimos a una tienda a comprar chuches para nuestra hermana Érica, que está enfadada porque no había ningún niño de su edad y estaba aburrida. Parece que las chuches han hecho que se le pase el enfado. Cuando terminamos de comprar vamos a casa de los abuelos porque casi son las dos y no queremos llegar tarde.

-Ya hemos llegado- anuncia mi hermano.

-Muy bien chicos, a preparar la mesa que vamos a comer ya- dice mi madre.

-Érica, dame las chuches que no las vea mamá, que nos va a regañar, ahora te las doy- le digo susurrando a mi hermana.

-Vale, pero no te las comas.

-No te preocupes.

Dicho esto, subo a mi habitación a dejar las chuches de mi hermana y bajo a comer. Mi abuela ha hecho pollo al limón, mi plato favorito y también el de mis hermanos, sobre todo si lo hace ella.

-¡Está delicioso, abuela!- comenta mi hermano.

-Gracias, Sergio.

-Mamá, papá, hemos quedado esta tarde con unos chicos que hemos conocido, podemos ir, ¿verdad?

-Claro que si, Clara.

Mientras comemos hablamos con los abuelos de lo que hemos hecho desde la última vez que nos vimos. Ellos también nos cuentan cosas entre otras la historia del pueblo y de cómo se ha transformado.

-El pueblo empezó a rejuvenecer cuando se construyó un colegio para los pocos niños que había. Muchos de los pueblos de alrededor de este traían aquí a sus hijos y poco a poco la gente se mudó aquí y el pueblo comenzó a cobrar vida.

Después de decir esto, la abuela se levanta de la mesa y va a por el postre. Ha preparado tarta de manzana. Terminamos de comer el postre y la abuela nos indica que nos vayamos a nuestras habitaciones. Sin protestar, mis hermanos y yo subimos al piso de arriba. Érica viene conmigo para que le de sus chuches y Sergio va a su habitación. Una vez que Érica se ha ido cojo el libro que empecé a leer hacia un par de días y me pongo los cascos del MP4. Empieza a sonar Princesas de Pereza y escuchando esa canción me introduzco en el mundo de Carolina y sus amigas.

-Clara, ¿estás lista?

Sin darme cuenta llega la hora de irnos al lugar acordado con nuestros nuevos amigos.

-Sí, un momento, espérame abajo, que ya voy.
Me pongo lo primero que pillo, me peino un poco, me pongo unos pendientes de aro y bajo corriendo las escaleras.

-Ya estoy aquí.

-¡Nos vamos!

-¡No vengáis muy tarde!

-Vale, mamá.

Salimos de casa de los abuelos y vamos directamente a la plaza
.