jueves, 1 de diciembre de 2011

Capítulo 11

-No pensaba que Javi pudiera ser así…- dice Sofía tras contarle todo.
-Sí, bueno, a veces las apariencias engañan- respondo secándome las lágrimas.
-Mira, lo único que puedes hacer es ignorarlo, y, sobre todo, intentar olvidarte de él.
-Ya lo sé, pero es que me había hecho ilusiones. Creo que en el fondo no quería hacerme daño.
-Bueno, lo importante es que intentes olvidarlo.
-Pero es muy difícil, ¿sabes?
-Sí, pero tienes que intentarlo.
-Tienes razón…
Nos quedamos un rato en silencio, no sabemos qué decir.
-¿Interrumpo algo?- pregunta alguien desde la puerta.
-No, ya nos íbamos, ¿verdad Marta?- contesta Sofía.
Al decir esto me coge de la mano y me arrastra hacia la zona de las piscinas, para reunirnos de nuevo con nuestros amigos.
-Marta, escúchame bien.
-Vale.
-Prométeme que si te dicen algo de Javi no vas a llorar.
-Te lo prometo- digo sin que apenas me escuche.
-Marta, en serio…
-No te lo puedo prometer, es muy complicado hacer como si no hubiese pasado nada, ¿sabes?
-Sí, lo sé.
Nos miramos sin decir nada. En los ojos de Sofía veo un brillo extraño, ahora es ella la que parece que va a llorar. Al darse cuenta de que la estoy mirando aparta la mirada.
-¿Quieres contarme algo?- pregunto al ver sus ojos llorosos.
-No, no te preocupes estoy bien- contesta intentando quitarle importancia.
La miro a los ojos y, a pesar de conocerla apenas un día, noto que le pasa algo.
-Sofía, te conozco poco, pero sé que te pasa algo.
-No es nada, en serio, vámonos con los demás, no vaya a ser que se enfaden- responde ella.
Volvemos junto a los demás, que nos están esperando para comer. No hablamos apenas. Al terminar de comer, decidimos jugar a las cartas.
-¿A qué jugamos?- pregunta Cris.
-A lo que queráis- responde Álex.
-¿Os apetece jugar al cuadrado?-dice Héctor tímidamente.
-Bueno, ¿es en parejas?-añade Ana.
-Sí, lo único es que estamos impares-contesta Sofía.
-No os preocupéis, yo no juego-dice Javi.
-¿Por qué?- pregunta Ángel.
-Voy a bañarme un poco, ahora vengo.
-Como quieras- añade Miriam.
Sin hacer más caso de Javi empezamos a hacer las parejas. Decidimos ponernos un chico y una chica.
-Sergio, ¿nos ponemos juntos?
-Verás Marta, es que me lo ha preguntado Sofía y le he dicho que sí.
-Ah, bueno, no importa.
Miro a Sofía un tanto incrédula. Ella me responde con una tímida sonrisa. Se la devuelvo.
-Marta, ¿te pones conmigo?- me preguntan desde detrás de mí.
Al girarme veo a Héctor, con una gran sonrisa.
-Sí, ¿por qué no?- contesto devolviéndole la sonrisa.
-Bueno, vamos a poner las contraseñas, ¿no?- pregunta Sofía.
Sin demorarnos más, Héctor me coge de la mano y me arrastra hacia un lugar apartado con el fin de poner la contraseña para este curioso juego en el que, cuando se juntan cuatro cartas del mismo número se gana, para ello la pareja tiene que decir ‘cuadrado’, de ahí viene el nombre del juego.
-¿Qué podemos poner?- pregunta él.
-No sé, algo que no se note mucho, ¿no?
-¿Cómo qué?
-Algo sencillo…
-No se me ocurre nada…
-¿Nos tocamos el pelo?- dice dubitativo- Es sencillo y no creo que se note mucho.
-Está bien, nos tocamos el pelo entonces.
Me mira a los ojos y me sonríe. No puedo evitar devolverle la sonrisa. Me quedo ensimismada en sus ojos verdes. Él mira mis ojos color avellana. Nos quedamos un rato en silencio, sin parar de mirarnos, hasta que una voz nos devuelve a la realidad.
-¿Venís o qué?- pregunta Ángela.
-Sí, ya vamos- contesta Héctor.
Caminamos el corto trayecto en silencio, uno al lado del otro. Llegamos donde están los demás y nos sentamos uno enfrente del otro. Comenzamos la partida. Sofía baraja las cartas y, a continuación, las va repartiendo. Una vez que todos tenemos las cartas, saca cuatro al centro y, cuando cuenta todos nos lanzamos a por ellas. Miro a Héctor y me hace la seña.
-¡CUADRADO!- grito sin perder tiempo.
-¿Ya?- pregunta Miriam desconcertada.
-Sí, ya- contesta Héctor en un tono de superioridad.
-¿Echamos otra?- pregunta Sergio.
-Vale, ¿quién reparte?- añade Cris.
-Yo mismo- dice Héctor.
Sin decir nada más, Héctor empieza a barajar y reparte las cartas. Durante un rato estamos jugando sin concentrarnos en nada más.
-¡Cuadrado!- grita Sofía de pronto.
-Ya veo que lo estáis pasando muy bien- dice Javi desde detrás de Sofía.
-Sí, bueno, pero has sido tú el que ha dicho que no quería jugar- contesta Sofía en tono de reproche.
-Ya veo que molesto.
-Javi, nadie ha dicho que molestes- replica Ángela.
Estamos un rato en silencio. Veo como Sergio se acerca a Sofía y le dice algo al oído. Sofía asiente y se ríe.
-Bueno, ¿vamos a darnos un bañito?- dice Álex rompiendo el silencio.
-Por mi sí- contestan los chicos.
-Pues vamos entonces.
Nos levantamos todos y nos dirigimos a la piscina. Nos tiramos en cuanto llegamos y comenzamos a salpicarnos unos a otros. De pronto, alguien me toca por detrás. Me asusto. Giro la cabeza y veo que es Javi.
-Marta, ¿puedo hablar un momento contigo?
-No, no puedes.
-Pero, ¿por qué?
-¿Te parece poco haberme humillado?
-Pero…
-Ni pero ni nada, déjame en paz.
Cabizbajo da la vuelta y se va. Estoy a punto de llamarlo pero Sofía me retiene.
-¿Qué quería?
-No lo sé, hablar conmigo.
-Pues no se te ocurra hablar con él, tienes que ignorarlo.
-Ya lo sé, no hace falta que me lo digas.
Nos quedamos un rato en silencio mirándonos la una a la otra. Sin darnos cuenta Sergio y Héctor se acercan a nosotras.
-¿Os pasa algo?- dicen al unísono.
-No, claro que no- respondemos también al unísono.
-¿De verdad?
-Totalmente.
Miro a Sofía y nos echamos a reír. Los chicos se quedan atónitos.
-Chicos, ¿os venís?- pregunta Ángela desde lejos.
-¿Dónde?
-Nos vamos ya, ¿venís o qué?
-Sí, claro, ya vamos.
Sin perder tiempo salimos del agua. Nos dirigimos a las toallas y recogemos todo. Nos dirigimos a los vestuarios y nos cambiamos. Tardamos poco. Salimos a la calle y allí nos ponemos a hablar.
-Bueno, ¿quedamos esta noche?- dice Álex.
-Por mi sí- contesta Ángel.
-¿A qué hora quedamos?- pregunta Miriam.
-A las nueve en la plaza- responde Ángela.
-Allí nos vemos entonces- añade mi hermano.
No decimos nada más. Me despido de las chicas y me dirijo, seguida por mi hermano, hacia la casa de nuestros abuelos. Cuando empezamos el camino conecto el MP4 para evitar tener que hablar con Sergio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario